domingo, 6 de septiembre de 2015

Fotografía y ciclismo.

Hace unos meses me sucedió una anécdota que quería poner por escrito, me pareció muy reveladora. 
Un viejo amigo aficionado a la fotografía ha comenzado a salir en bicicleta de montaña, por lo que ahora compartimos dos aficiones, la BTT y la fotografía. Ambos compartimos el hecho de ser amateurs, las cosas que nos dan de comer no tienen nada que ver ni con las cámaras ni con los pedales.
Pues bien, como decía, hace unos meses quedamos para dar una vuelta, yo llevo mucho tiempo saliendo en bicicleta y conozco más rutas, así que iba de “guía experimentado”. Las rutas en bici dan para mucha tertulia, es normal que se alarguen más de hora y media y la velocidad es lo suficientemente baja para poder ir charlando, así que cuando salgo con algún colega siempre acabamos hablando de lo divino y lo humano. El caso es que comenzó a preguntarme por bicicletas, componentes, marcas de accesorios, si es mejor que el cambio sea XT o XTR… mi ignorancia en el tema es absoluta, mi primera bicicleta BTT era la que le cogía a mi hermano hace 16 años, no tenía amortiguación y el cambio era bastante rudimentario, podríamos denominarla “un hierro”, pero fue la que me abrió los caminos y los paisajes de la campiña que me rodea. Como le cogí gusto a rodar por caminos sin asfaltar me compré una Trek que me duró 7 años y cambié por gusto, no porque estuviera rota. Hace 7 años que tengo una Mondraker y sigue funcionando perfectamente, no tengo ni idea de qué componentes tiene y tampoco me preocupa demasiado mientras vaya bien. La llevo al taller cuando necesita un arreglo y sigo usándola. En resumen, no me interesa mucho la tecnología ciclista, me interesa perderme por los campos y llegar a sitios a los que no podría llegar ni en coche ni a pie.

En cambio en la fotografía se tornan las cartas, mi amigo usa una Sigma DP2 de hace un siglo, no la DP2M, sino la primera, con tecnología obsoleta y sin mucho interés por cambiarla. Y hace unas fotos cojonudas que tienen un estilo reconocible, en cuanto veo una de sus fotos en internet se que es suya y me da un poco de envidia, sana por supuesto, tener un estilo es algo que me vuelve a la cabeza cada cierto tiempo, pero no termino de encontrarlo. En el mismo periodo de tiempo que el lleva con la DP2 yo he usado una docena de cámaras y objetivos, leo artículos que analizan e hiperanalizan los nuevos modelos, y no encuentro lo que me satisfaga por completo, porque posiblemente no exista. 

Dos caras de una misma moneda, dos aficiones en las que es muy sencillo dejarse llevar por lo accesorio y olvidarse de lo esencial, del aire en la cara, de la puesta de sol en la soledad del campo, de la alegría de encontrar una imagen atractiva, de capturar el retrato de alguien querido, de la belleza de la imagen en el papel…


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